Lavanderías necesitan de un arreglo
Moradores del Barrio Venecia I son privilegiados por la naturaleza
Un espacio ideal para hacer amigas se puede lograr en las lavanderías comunitarias. El agua abastece a todos.
Los moradores del Barrio Venecia I, acuden diariamente con una gran cantidad de prendas a las lavanderías comunitarias por diferentes motivos, entre escases de agua y para precautelar su economía familiar.
Zenaida Collaguazo, coordinadora de las lavanderías comunitarias, informó que la vertiente natural de agua proviene de las Cordilleras de Occidente. Hace años atrás más de 690 habitantes no contaban con agua potable, y ocupaban el agua de las lavanderías comunitarias para lavar, cocinar y para el aseo personal. Con el transcurso del tiempo, ahora, ya cuentan con agua potable. “Pero ahí todavía siguen las lavanderías comunitarias y son de vital ayuda para las personas que viven a los alrededores del barrio como: Santo Tomás I, Santo Tomás II, Ecuador del Futuro, Matilde Álvarez y el Garrochal. Son todos los barrios que se benefician con el agua natural”, expresó. La coordinadora en conjunto con el gobierno barrial se ha organizado para que existan comisiones de control del agua, sin la prohibición del acceso a todos los usuarios. Al contrario, para que todos puedan entrar a lavar su ropa. Para ello se estableció cobrar una cierta cantidad al mes. De esta manera, utilizar aquellas comisiones para el arreglo de las lavanderías, como la limpieza y la creación de unos baños. Además, se pretende realizar un cerramiento más seguro, donde las señoras que vayan a lavar estén seguras y libres de la delincuencia.
Eduardo Olmedo, chofer del
tanquero, manifestó que las lavanderías son muy buenas para la comunidad porque
hay muchas personas que no tienen agua y en ese caso es muy bueno para el
barrio. El tanque que usa para trabajar, se demora aproximadamente unos veinte
minutos a media hora en llenarse. El agua es transportada para hacer trabajos
en las vías con maquinaria pesada. “En esta época de invierno para nosotros es
difícil este trabajo, por lo que con la lluvia, no trabajamos nosotros ahí”. “Nos
ocupan en este trabajo cuando es verano”.
Eduardo Olmedo, reveló que ellos aportan con cien dólares mensualmente a los
dirigentes barriales para el mantenimiento de las lavanderías. Y aclaró que los
tanqueros no tienen horarios, ni días para trasladar el agua. Sólo transportan
el agua en caso de que les llamen a trabajar.
María Quishpi, ama de casa,
comentó que prefiere lavar en las lavanderías comunitarias por la razón de que
allí puede utilizar el agua que desee, debido a que en su casa no puede
hacerlo. María Quishpi acude dos días a la semana, entre el miércoles y el
sábado. Lava una tina llena y se demora alrededor de tres a cuatro horas. Además,
María considera que éste es un espacio para hacer amigas, con quienes puede
compartir problemas y experiencias de vida.
Manuel Chuque, pintor y morador
del barrio Venecia I, expresó que este espacio es de gran ayuda para la gente
que necesita lavar y no tiene mucha potencia de agua en sus domicilios y
también para ahorrarse el agua. El pintor, comentó que utiliza el agua de la
lavandería para sus “animalitos”.
Pilar Jácome, ama de casa,
consideró que hace falta mantenimiento ya que se encuentra el agua infiltrada
en el paso a las lavanderías. Y, añadió que en algunas ocasiones carece de
lavanderías por la gran afluencia de personas en cada piedra de lavar.
Muchas son las personas que
llegan diariamente a las lavanderías comunitarias, y no sólo para lavar su
ropa, sino, la emplean para lavar sus carros o llevarla a sus hogares en caso
de suspensión del agua potable. Por lo cual, las personas acuden con baldes en
carretillas para transportar el líquido vital.
DATO
El precio mensual para la utilización de las lavanderías
es $1.50 por cada usuaria.
es $1.50 por cada usuaria.
“Las compañeras que lavan la ropa, se sienten muy felices porque
cuentan con el líquido vital y ellas utilizan lo que deseen.”
Zenaida Collaguazo
Coordinadora de las lavanderías comunitarias
Zenaida Collaguazo
Coordinadora de las lavanderías comunitarias
Por: Mayra Ochoa