SECUESTRO EXPRÉS EN
QUITO
RELATO DE UNA
VÍCTIMA DE SECUESTRO EXPRÉS
William R., de 44 años, fue víctima de secuestro
exprés en Quito. Ocurrió luego de que tomó un taxi en la intersección de las
avenidas Colón y 10 de Agosto, en el norte de la capital.
Eran las 21:00. Con una amiga salimos del cine y a esa
hora nos despedimos. Yo tomé el Trolebús y me bajé en la parada de las avenidas
10 de Agosto y Colón. Mi intención era tomar allí un bus que se dirija al
Playón de La Marín y luego embarcarme en otro que me lleve hasta mi casa en
Conocoto, valle de Los Chillos. Era tarde y, a esa hora, no había autobuses,
tampoco peatones. Así que se me ocurrió parar al primer taxi amarillo que
aparezca en la calle. Apareció uno de marca Renault y me subí sin pensarlo dos
veces. Mi error fue no memorizar las placas, tampoco otros identificativos del
carro. El chofer no me permitió ocupar el asiento del acompañante porque estaba
dañado. Me pidió que me vaya al posterior. A simple vista, el conductor lucía
como un tipo amable, me hacía la conversa de forma cordial. Era trigueño, de
cabello rizado, con un arete en la oreja, de aproximadamente 30 años. Le pedí
que me lleve al Playón de La Marín y no tomó la avenida 10 de Agosto. Argumentó
que estaban pintando la fachada de un banco en esa zona y la circulación era
complicada por allí. Le creí y seguimos conversando. Se fue por la Amazonas,
bajó por la avenida Patria y de ahí continuó por la calle Tarqui, atrás del
parque El Ejido. Tras ingresar al paso deprimido ubicado una cuadra más abajo
del edificio Benalcázar 1000, el chofer paró el carro en plena curva. Me dijo
que el vehículo se dañó. De repente se subieron tres desconocidos, quienes
comenzaron a insultarme. Me golpearon y colocaron mi cabeza contra el asiento.
Rociaron gas pimienta en los ojos para ahogarme. Me dijeron 'quédate quieto que
esto es un asalto o te matamos'. Eran momentos de mucha tensión para mí, pues
alcancé a escuchar al chofer que amenazaba. Me cegaron para que no los vea,
cada uno me tomó las piernas. Me quitaron la billetera para utilizar las
tarjetas de crédito y débito. Su objetivo era sacarse el dinero que tenía en
las cuentas. Recorrimos la ciudad mientras me agredían con manotazos en la
cara. También me lanzaban gas pimienta y mis ojos se irritaron. Me robaron los
USD 410 que tenía en una cuenta. También me arrebataron un teléfono celular
Sony Xperia y mi reloj valorado en USD 400. Al final, me botaron en el barrio
La Pulida del noroccidente de Quito. Me dijeron que me quedara allí dos horas
porque iban a volver, pero me levanté y caminé apenas se fueron para pedir
ayuda a los vecinos. Luego llegaron los policías, quienes me ayudaron a
conseguir otro taxi para llegar a casa. Mi familia está muy preocupada y ahora
estoy en los trámites de presentar la denuncia. Quiero contar esta historia
para que la gente sepa lo que ocurre y tenga precaución. Considero que esta es
una banda que opera todos los días y los ciudadanos corren peligro. Ellos me
amenazaron con que me iban a hacer daño si denunciaba lo que pasó. Me
advirtieron que tienen mis documentos y saben dónde vivo. Trataron de
intimidarme; sin embargo, mi objetivo es denunciarlos ya que estos hombres de
seguro atacan a más víctimas, quienes no denuncian por miedo.
FRASES
"Mi
objetivo es denunciarlos ya que estos hombres de seguro atacan a más víctimas".
"Quiero contar esta
historia para que la gente sepa lo que ocurre y tenga precaución".
AUTOR: FERNANDO PÁEZ
TESTIMONIO